... y luego de mí, una lágrima derramada formó el caudal del cual quise zarpar, iba navegando en plena oscuridad, en plena soledad. En mi camino me topé con personas que le dieron combustible al barco para seguir mi camino, seguir ese rio de lágrimas provenientes del corazón, provenientes de un dolor ya pasado, de un dolor del cual fue arrebatado de mi ser de una forma delicada y suave cual seda, llevándome lentamente a dormir en una pesadilla de la cual quería despertar sin darme cuenta que al abrir los ojos solo era la realidad hecha sangre, hecha carne viva…. hecha realidad. Fue cuando hasta que pude llegar a tu muelle que pude decir adiós de lejos, adiós para un día poder decirte hola nuevamente como solía hacerlo en cada día de verano, en cada día de invierno y en cada noche de este año, de este año que no terminará como quisiese pero si como debiese. Tenía que decir adiós pues no asimilé tu despedida cuando decidiste marcharte de mi corazón sin que yo quisiera y de ahí decidiste ...
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